martes, 7 de enero de 2014
jueves, 2 de enero de 2014
martes, 26 de noviembre de 2013
Lic. & Prof. E.J.Martínez-Avellaneda ©
ELEANOR
y
los
DERECHOS
HUMANOS
En 1941 la Alemania Nazi estaba en su apogeo
(II Guerra Mundial). Lanzándose contra
su aliado la URSS con la que había firmado en 1938 un Tratado de Comercio y
Ayuda Mutua.
El
tratado en realidad fue entre los partidos políticos de ambos países. El Partido
Comunista de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (PCUSS) y
el Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores (NAZI).
Ello
motivó el encuentro el 14/8/1941 del Premier Churchill y el Presidente
Roosevelt en la bahía Argenti en Terranova Canadá, Redactándose en ese lugar la
Carta del Atlántico, con las libertades estatuidas por el presidente
americano. Basada en puntos ya utilizados por el presidente Woodrow Wilson en 1918.
Conocida
en su momento, la declaración conjunta británico americana como “Libertades
Roosevelt”. Libertad de autodeterminación de los pueblos, libertad de
condiciones a las naciones para adquirir materias primas, liberar a los pueblos
de la pobreza y el miedo, “Un pueblo con miedo no es un pueblo
libre”
La
Carta del Atlántico podría ser uno de los antecedentes de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, ya que fue la esposa del difunto
presidente Roosevelt, ELEANOR ROOSEVELT la que planteó
en la ONU, fundada tres años antes, la necesidad de defender
universalmente los derechos humanos.
La
Organización de las Naciones Unidas formó un comité en 1948, el cual eligió
como presidente del mismo a Eleanor Roosevelt. Sus principales redactores además
de Eleanor fueron: John P. Humphrey de Canadá, C. Chang de China, Charles Malik
del Líbano, Housa Meth de India, René Carsin de Francia y muchos otros.
Como
vemos Eleanor presidía, organizaba e impulsaba todo ello. Con su prestigio,
energía sin fin y su habilidad para acompañar, cuando se debía, enfatizar con humildad y
humanidad, para hacer que se moviera el cuerpo diplomático de la ONU, para que
fuera aprobada la Declaración por la Asamblea General.
No
fue esto una tarea sencilla, pero en realidad fue su obra más destacada. Ya que
Eleanor Roosevelt dejó su gran legado a la humanidad por el cual será recordada
por siempre.
Ella
luchó para que la Declaración fuera escrita en un lenguaje simple y llano y que
fuera aceptable a todos los miembros de las Naciones Unidas y a todas las
comisiones y comités que participaron en su redacción.
Fue
votada por la mayoría de las naciones en 1948: solo Arabia Saudita, la URSS y
sus países satélites no votaron. En 1949 la nueva República Popular China
retiró su apoyo a la Declaración Universal de los Derechos Humanos. No es la
Declaración de los Derechos Humanos un documento que obligue, sino para que
todos los países luchen por los Derechos Humanos.
Hoy
los países son juzgados por su adhesión a estos principios y muchas
Constituciones los tienen integrados. Grupos humanistas, como Amnistía Internacional
se remiten a ella cuando realizan sus evaluaciones.
Sabemos
que no es perfecta la Declaración Universal de los Derechos humanos y sus
creadores así lo han sostenido. Pero persuasivamente ellos van siendo
universales. Como dijo un disidente en China, “La Declaración Universal de
los Derechos Humanos es para la humanidad no solo para los occidentales”.
Vayan
estas líneas como un homenaje en este mes de la mujer (marzo), a ELEANOR
ROOSEVELT esa mujer increíble en su fortaleza, para llevar adelante tan
increíble tarea, ella fue la que marcó e hizo posible el ejercito de la PAZ, de
los activistas internacionales de los Derechos Humanos.
sábado, 23 de noviembre de 2013
sábado, 2 de noviembre de 2013
La Vida De Brian ( peliculas completas en español )
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jueves, 18 de julio de 2013
domingo, 14 de julio de 2013
Lic. & Prof.E.J.Martínez-Avellaneda
EL
NUEVO SER HUMANO
Hay que padecer
ceguera mental y ser subnormal para no darse cuenta lo que está sucediendo en
nuestro entorno. Lo que diariamente sucede en nuestra inmediata realidad. En el
que percibimos una degradación, día a día más notoria, del ser humano, de la
sociedad en su conjunto. Ya sea en nuestro espacio inmediato o en el global. Pues
ese envilecimiento del ser humano, ya ha tomado, como si fuera una epidemia, a
la gran mayoría del género humano.
Se vive de
manera desaforada, en las clases altas y medias, en una carrera cuya meta es tener y gastar, comprar y tirar y el ciclo se vuelve a repetir sin ton ni son. El
trabajo que era una ocupación donde se ganaba la dignidad y el respeto, hoy es
una mera escalera para adquirir poder y dinero para comprar [así lo creen], la
felicidad.
En las
últimas décadas, ha resurgido un término que define muy bien a esa sub
humanidad, “CORNUCOPIANOS”, (la cornucopia era el cuerno de la abundancia, del cual manaban
frutos, flores y riquezas).
Aquellos
seres que no evolucionan son los que gustan de una vida hedonista (vida llena de placeres mundanos, goces,
sensualidad y voluptuosidad). Ellos son los Cornucopianos
que nos conducen por los caminos de la autodestrucción, a toda la especie humana.
Nos hace falta una nueva noción de, ¿Quiénes
somos?, y ¿Qué somos? Cuando uno es reflexivo ya no puede aceptar respuestas
preparadas, frases propagandistas, enunciados mercadotécnicos, frases simplistas
o dichos idiotizantes.
Compartimos
este planeta con otros seres vivos, desde formas de vida muy simples, hasta
variedades más complejas, como la vegetal, la animal y seres humanos semejantes
a nosotros (aunque
algunos, soberbiamente, se consideren como seres únicos).
Tenemos un
pasado y supuestamente un futuro. La
humanidad actual es algo que debe ser superada. Todo se trata de evolución: Todo evoluciona,
comenzamos como primates y fuimos evolucionando hasta lo que somos hoy en día.
Algunos
seres humanos están comenzando a evolucionar, ya se han desprendido de varias
de las características animales que heredamos. Han desarrollado sus cerebros y
alcanzaron un mayor conocimiento del medio ambiental en que viven y se
desarrollan.
Entonces
surge otra pregunta: ¿Qué hemos hecho por superarnos?, o mejor, ¿Qué he
realizado para superarme yo mismo? Tengamos presente que la evolución jamás se
detiene. Debemos aprender a desdeñarnos a estar descontentos con nosotros
mismos.
Recién
cuando abandonemos nuestra arrogancia y veamos la desconsideración que tenemos
hacia la naturaleza y nuestros prójimos; allí es que daremos el salto
cualitativo hacia un nuevo ente. Este será el producto de lo que haga cada ser
humano para alzarse sobre si mismo.
En
consecuencia, todo evoluciona, el planeta siempre está cambiando, los seres
vivos en todas sus formas evolucionaron,
evolucionan y evolucionarán. Por lo tanto debemos considerar al ser
humano como inconcluso e interminable.
Para
finalizar recordemos una de las lecciones que nos dio el profesor y gran
humanista Mario Bunge: “En estos momentos lo más importante no
es la lucha de clases, sino la lucha por la sobrevivencia de la humanidad”.
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