domingo, 14 de julio de 2013

Lic. & Prof.E.J.Martínez-Avellaneda

EL NUEVO SER HUMANO
Hay que padecer ceguera mental y ser subnormal para no darse cuenta lo que está sucediendo en nuestro entorno. Lo que diariamente sucede en nuestra inmediata realidad. En el que percibimos una degradación, día a día más notoria, del ser humano, de la sociedad en su conjunto. Ya sea en nuestro espacio inmediato o en el global. Pues ese envilecimiento del ser humano, ya ha tomado, como si fuera una epidemia, a la gran mayoría del género humano.
Se vive de manera desaforada, en las clases altas y medias, en una carrera cuya meta es tener y gastar, comprar y tirar y el ciclo se vuelve a repetir sin ton ni son. El trabajo que era una ocupación donde se ganaba la dignidad y el respeto, hoy es una mera escalera para adquirir poder y dinero para comprar [así lo creen], la felicidad.
En las últimas décadas, ha resurgido un término que define muy bien a esa sub humanidad, “CORNUCOPIANOS”, (la cornucopia era el cuerno de la abundancia, del cual manaban frutos, flores y riquezas).
Aquellos seres que no evolucionan son los que gustan de una vida hedonista (vida llena de placeres mundanos, goces, sensualidad y voluptuosidad). Ellos son los Cornucopianos que nos conducen por los caminos de la autodestrucción, a toda la especie humana.
 Nos hace falta una nueva noción de, ¿Quiénes somos?, y ¿Qué somos? Cuando uno es reflexivo ya no puede aceptar respuestas preparadas, frases propagandistas, enunciados mercadotécnicos, frases simplistas o dichos idiotizantes.
Compartimos este planeta con otros seres vivos, desde formas de vida muy simples, hasta variedades más complejas, como la vegetal, la animal y seres humanos semejantes a nosotros (aunque algunos, soberbiamente, se consideren como seres únicos).
Tenemos un pasado y supuestamente un futuro. La humanidad actual es algo que debe ser superada. Todo se trata de evolución: Todo evoluciona, comenzamos como primates y fuimos evolucionando hasta lo que somos hoy en día.
Algunos seres humanos están comenzando a evolucionar, ya se han desprendido de varias de las características animales que heredamos. Han desarrollado sus cerebros y alcanzaron un mayor conocimiento del medio ambiental en que viven y se desarrollan.
Entonces surge otra pregunta: ¿Qué hemos hecho por superarnos?, o mejor, ¿Qué he realizado para superarme yo mismo? Tengamos presente que la evolución jamás se detiene. Debemos aprender a desdeñarnos a estar descontentos con nosotros mismos.
Recién cuando abandonemos nuestra arrogancia y veamos la desconsideración que tenemos hacia la naturaleza y nuestros prójimos; allí es que daremos el salto cualitativo hacia un nuevo ente. Este será el producto de lo que haga cada ser humano para alzarse sobre si mismo.
En consecuencia, todo evoluciona, el planeta siempre está cambiando, los seres vivos en todas sus formas evolucionaron, evolucionan y evolucionarán. Por lo tanto debemos considerar al ser humano como inconcluso e interminable.

Para finalizar recordemos una de las lecciones que nos dio el profesor y gran humanista Mario Bunge: “En estos momentos lo más importante no es la lucha de clases, sino la lucha por la sobrevivencia de la humanidad”.