Usualmente los estudios sobre el fanatísmo se dividen en múltiples etapas. En ellas es muy difuso donde comienza una y finaliza otra. Dependiendo de la percepción del autor. Para intentar dar un poco de luz al tema lo dividiremos en cuatro etapas:
1) Hasta el fin de Grecia antigua y la República Romana. El poder descentralizado en ellas muestra una particular tolerancia hacia los disidentes. Aunque no alcanzó los niveles sublimes que les atribuyó Voltaire.
Los griegos penaban la impiedad con las condenas más duras, el caso más conocido fue el de Sócrates. Fue condenado a muerte bajo la acusación de impiedad. Los romanos fueron más tolerantes en la República, pero en tiempos de crisis (la segunda guerra púnica), Catón impulsó la represión y resistencia a lo extranjero.
En Roma los sacerdotes de las diosas Bellona y Cibeles, llamados (fanatici, fanaticus>)
2)Esta etapa podríamos fijarla a partir del Imperio Romano. Allí el poder se hace absoluto al tomar como modelo las teocracias orientales. Octavio primer emperador toma el título de (Filius Divi Pontifex Maximus) (hijo divino y supremo sacerdote) y establece el culto a Roma y al emperador. A partir de allí comienza a fomentarse el fanatísmo, persiguiendo a los que piensan o se ven diferentes.
3) A partir del 628 de nuestra era (n.e.), con el ataque de tribus árabes a comunidades occidentales, comienza una nueva fase en el fanatísmo. El fanatísmo cristiano e islámico, que conllevará guerras de exterminio fanático entre ellas, terminando esta tercera etapa en el siglo XVII. Con la derrota musulmana a las puertas de Viena (1683), y el comienzo de la era industrial (1750). Que dió a occidente las ventajas tecnológicas para frenar al Islam.
4) El siglo XVIII conocido como el siglo de las luces y la razón, es el de los descubrimientos y aplicaciones de nuevas ciencias y tecnologías. Pero es también el siglo de los grandes fanatísmos (occidentales) en políticas. La gran oposición fanática a las revoluciones de las colonias británicas en América (1776) por la monarquía británica y la inmensa mayoría de las monarquías europeas, que durante más de 100 años ignoró la independencia de los Estados Unidos de América.
La revolución francesa (1789) con altos ideales en sus comienzos fracasó por la instauración del fanatísmo (el terror) desde 1792 a 1794.
El siglo XIX fue un siglo de fanatísmos raciales, políticos y religiosos en occidente. Fue el siglo que se liberaron las colonias españolas en América y Brasil de Portugal. Imperando en las colonias liberadas un sentimiento de fanatísmo racial contra las poblaciones de indígenas de América y África. El siglo XX, ya sabemos por todos los fanatísmos que pasó.
Pero pasemos a la otra pregunta ¿somos los humanos intrinsicamente fanáticos? Sí, el fanatísmo en el humano es algo básico; que solo (aquí doy respuesta a la 1ª pregunta) podremos evitar mediante la educación y el respeto al pensamiento y creencias de los demás. Recordemos al fundador del principio básico de la ciencia "Sócrates" que dijo: " la duda es la madre de los conocimientos, dudar, siempre dudar de uno mismo y de lo que nos rodea". ¿Estaré yo en lo cierto? ¿Podría el otro tener razón?
El fanático es un ser inseguro, por lo tanto es incompleto. No tiene seguridad en sí mismo más allá de sus recursos individuales. Solo encuentra esa seguridad cuando apasionadamente se aferra a cualquier soporte que abrace. Esa vehemencia es la naturaleza de esa ciega religiosidad y devoción que él ve como el origen de todas las virtudes y fortalezas de las que él carece. Se ve como el principal soporte de esa causa que abrazó y la mantiene como algo monolítico y eterno. Esa creencia es para él como la tabla para el náufrago, se aferra a ella aunque lo lleve mar adentro a su perdición.
El opuesto al fanático es el moderado, el tolerante y es en la moderación y el razonamiento desapasionado del que solo busca conocer, saber, cuando podemos escapar de esa inseguridad, de ese yo incompleto. No obstante el moderado no debe bajar la guardia, sino tratar de hacer que la tolerancia la vea el otro, no como una debilidad sino como una fortaleza. Siendo el uso del razonamiento la esenciabilidad de nuestra vida en conjunto, coexistiendo uno mismo en la pluralidad humana.-
* Radical; del Latín (radicis o radicitus evellare) arrancar de raíz. Disponer o realizar cambios en cualquier ámbito, condiciones o instituciones.-
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